jueves, 28 de enero de 2021

 El poeta Francisco Brines nació en Oliva, Valencia. Padres agricultores. La poesía de este señor descansa en la memoria de una infancia perdida y en el paso del tiempo, tendencia a lo personal, reflexión, lenguaje corriente. El tema central es el paso del tiempo que conduce a la muerte. Usa símbolos y yuxtaposiciones temporales de gran complejidad, como en "Mere road".

Fue profesor en Oxford y Cambridge y parece que es homosexual.


El balcón da al jardín. Las tapias bajas

y gratas. Entornada la gran verja.

Entra un hombre sin luz y va pisando

los matorrales de jazmín, le gimen 

los pies, no mira nada. Qué septiembre

cubre la tierra, lentos nardos suben,

y suben las palomas con las alas

el aire, el sol, y el mar descansa cerca.

El viento ya no quema. Riegan lentos

los pasos que da el agua, las celindas,

todas se entregan. Los insectos se alzan

a vivir por las hojas. En el pecho 

le descansan las barbas, sigue andando

sin luz. (...).

De: "Las brasas".


Dice la antología que este poema lleva un símbolo disémico; o sea que hay dos significados: uno superficial (la anécdota realista y un significado más hondo). Nos habla de una casa en la que entra un hombre viejo, símbolo de la muerte ("Todo lo deja muerto"). El verso final dice: "Es la casa que se empieza a caer, húmeda y sola"), así que la presencia del anciano es fantasmal. Dice un verso que me gusta por su verdad: "el jardín habita la ausencia como si se tratase de un corazón": es verdad: el corazón humano debe acostumbrarse a la desolación de las ausencias, sean estas vivas o muertas o perdidas en el tiempo.

Al final del poema, habla de aullidos, aliento de muerte y sombra fría. Todo un sistema semántico de desolación.

Me gusta el verso: "y suben las palomas con las alas/el aire, el sol y el mar."

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