domingo, 9 de diciembre de 2018

Ayer, al acostarme, me dio el insomnio y estuve oyendo esas chorradas de miedo en la radio. Hablaban de una caja que daba mala suerte y de casas construidas encima de cementerios antiguos. Luego me ha dado dolor de tripas y la pierna inquieta. Me habré dormido a las tres y media de la madrugada. Ahora son las diez y media y estoy bien, un poco cansado.
En el karaoke estuve cantando "I can´t get no satisfaction". Me gusta mucho esa canción. Yo creo que soy un insatisfecho de la vida. Quizás si no lo hubiera sido, no habría llegado tan lejos en mi vida: estudiante brillante, mi carrera, mi oposición, profesor veinte años y ahora escritor. Y con una enfermedad mental a cuestas. Siempre quise retos en la vida, que me probaran a ver qué daba yo de sí. Y nunca me he conformado con poco para mí mismo. Yo siempre quiero más de lo que me ofrece el momento presente. No puedo conseguir la satisfacción. Siempre estoy maquinando cosas, luchando por algo, poniéndome a prueba, aunque solo sea delante de una página en blanco. Me gusta también mucho el trato con la gente. La gente me da vidilla, me atrae la vida de los demás, sus historias, sus penas y alegrías. 

La vida es una mezcla de insatisfacción y consuelo de los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario