Otro día más. Aquí, frente al ordenador, leyendo las noticias del periódico. Ya quedan lejos los días de hotel, en vacaciones. La playa, me la imagino, estará ahora más vacía quizás que cuando yo estuve pero de todos modos, preciosa, con sus olas que vienen y van, vienen y van. Y esa carretera que nos trajo a la meseta desde el norte, qué maravilla, que corto se me hizo el viaje.
Las vacaciones es lo que tiene, que pronto pasan, que ni nos acordamos ya. Pero allí estuvimos, en la playa de San Lorenzo, yendo y viniendo por el paseo marítimo.
Estos días de septiembre son calcados unos a otros, no se añade nada nuevo a ellos. Ayer hice la compra con mi hermano y luego fui a dar el paseo con él también. Nos lo pasamos bien con cosas sencillas, como el paseo.
Hoy comeremos crema de calabacín y filetes de pavo.
La vida comienza un día y luego se pone a rodar por no sé qué sitios y ya no para. Rodando y rodando se va impregnando de cosas. Cosas asquerosas o maravillosas, depende. Y así es la vida.
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