Mi insignificante biografía no me permite estar orgulloso de mí mismo. Tengo ciertas inquietudes que parece que me hacen cosquillas y otras veces me molestan. Voy tirando, sería el resumen de mi presente. Y el de tantos, claro.
La verdad que mis años de profesor no los valoro y los años de "novelista" tampoco. ¿Qué valoro pues?
Pues valoraría coger la carretera y largarme a recorrer kilómetros.
¿Y por qué no lo hago? Una pereza ancestral me lo impide.
La carretera está ahí, es una extensión de alquitrán que une pueblos y ciudades. Pero yo no la surco. Yo no la abarco.
La vida quizás es un misterio de difícil solución. Lo único que desvela el misterio de la vida es la acción. La acción determinante y loca.
Pero pasaron los días de la acción y vinieron los de estar en una silla frente al ordenador.
Tristeza de amor, Tristeza vital. Un beso que se perdió hace ya mucho tiempo en el interior de un coche antiguo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario