Me pregunto estos días qué sentido tiene escribir historias. No estoy por la labor de inventar. El que escribe para que le den un reconocimiento se equivoca pero el que escribe para sí mismo puede que también se equivoque.
Si algo vale lo que yo escribo, debería valer para los demás, que los demás también disfrutasen de algo con valor.
Por eso, todo lo que yo escribo cae en saco roto pues no lo lee nadie. Mis invenciones no cruzan la frontera de mí mismo.
Psicológicamente, eso me afecta y por eso ya no tengo ganas de escribir, ya no me gusta que todo caiga en el vacío.
Pero no me queda otra que seguir escribiendo pues no veo otra alternativa a mis horas libres.
Si alguna vez lograra ganar un premio literario a mí tampoco me afectaría demasiado, no lo vería como un logro.
A mí lo que me gustaría es tener la idea de que soy escritor y me gano la vida de ello.
Pero como me gano la vida de otro modo (soy pensionista) lo de escribir lo tomo como un hobby que a veces me agobia porque me satura, me cansa, me aburre y no me sale ni una línea.
Me ha dicho un amigo que espere a tener inspiración. Eso haré. Mientras, escribiré en este blog reflexiones como esta.
Ponte a escribir y verás un misterio.
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