Hay un refrán que dice: "Deseando bienes y pasando males se pasa la vida a los mortales." Ya puede cada hijo de vecino hacerse al sabor de la hiel pues por la boca se le pasará más de una vez aunque lo que quiera es que todo vaya bien y ser feliz en esta vida triste que reparte más disgustos que cosas buenas. Hoy puede ser un mal día y mañana también. Hay largos periodos de tiempo que, sujetos a una rutina benévola, todo parece ir bien hasta que nos damos el batacazo nunca pensado con un amigo o con un familiar que no conocíamos bien o no sabíamos cómo las gastaba. Hasta aquí todo bien pero en cuestión de dinero, hay gente que en su diccionario la palabra gastar es la primera que sale y luego, pedir y luego, lamentarse de las deudas que acumula por lo bien que se lo ha pasado. Qué bonito. Otras desgracias nos acosan como las estufas que estallan, los familiares que mueren que eran nuestro sustento, no solo económico sino espiritual, o las ramas de los árboles que caen sin saber que estábamos nosotros debajo. En esta vida, cualquier día nos conocemos.
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