El otro día me contaba un amigo dueño de un pub que fue a aparcar en el Carrefour y no tenía espacio y le dijo a una señora anciana que echara para atrás su coche. La señora anciana porfío con que el que tenía que apartarse era mi amigo. Mi amigo le explicó que ella tenía más trecho y que debía apartarse. Esto todo sucedió con señas de la mano de ambos, indicando: "retírese". Entonces la vieja zurcia se bajó del coche y empezó a regañar a mi amigo. Como veía que no se llevaba el gato al agua empezó a dar voces: "borracho, borracho, usted huele a alcohol, que vengan los de seguridad, aquí hay un borracho". Mi amigo se echó a reír en las barbas de aquella soberbia hija de la gran puta y esta, cuando vio que la treta no daba resultado, se retiró a aparcar a otro sitio. Parece mentira que gente que parece, por tradición, conducirse respetablemente, como son los señores mayores, se conduzcan como macarras de peseta como lo hizo esta señora. Qué país. Qué gentuza habita nuestra pobre patria. Qué poco decoro se guarda a las formas de la ciudadanía y qué lamentables espectáculos dan ya tanto unos como otros. Se mean en el quicio, se saltan las normas de convivencia hasta los niños de cuatro años y los viejos de setenta. No sé dónde iremos a parar.
Si te apabullan, mantente sereno.
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