El escritor debe buscar la soledad; si no, no le sale nada, no crea nada. La gente marea mucho la cabeza y los movimientos de las personas serias o que quieren serlo. La gente está acostumbrada a hablar de lo que cuesta un televisor y de las características de ese televisor y no ve más allá que la pantalla de un puto televisor. Es triste decirlo pero es así. La gente se deja llevar por cualquier cosa que reluce, como las malditas urracas blanquinegras que graznan al lado de la carretera ante cualquier novedad que ocurra. La gente es gilipollas, vamos a decirlo llanamente y pocas veces acierta en la solución de los conflictos sino que los hace más grandes y más inútiles por el afán voraz de hacer el idiota que tiene la gente. La gente es idiota porque va donde hay lucecitas y rebajas como borregos, como una masa informe, que diría Ortega y Gasset. La rebelión de las masas ha traído esta idiotez general en la gente que lo llena todo, lo embarragana todo, lo pudre todo.
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