Ayer estaba autosugestionándome poco a poco para empezar a escribir en aquella novela que dejé aparcada y cuando ya me iba a poner a escribir lo que fuera, me llamaron por teléfono para estar con mi madre que había salido del hospital y estaba en casa sola. Ya dije que coger un hábito bueno es difícil y perderlo, muy fácil. Estaba yo intentando coger ese hábito bueno de escribir a una determinada hora todos los días y el empeño quedó frustrado. Da mucha pereza poner en marcha las ideas y la imaginación y traducirlas en palabras, más cuando tienes que continuar un trabajo que se quedó paralizado y ya no sabes muy bien de qué iba. El caso es que hoy volveré a intentarlo y me pondré delante de la historia inconclusa y procuraré, poco a poco, ir completándola. A ver si me concentro. Sería algo bueno para mí pues me serviría como un entretenimiento agradable cuando se convierta en hábito y la historia, si es buena, que lo es, tendrá algún día su final y yo estaré muy contento.
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