miércoles, 14 de mayo de 2014

El día dificulta con problemas la vida,
la va haciendo chiquita, dolorosa como una púa en el corazón.
Mientras mi madre se hace vieja, me voy haciendo amigo de mi soledad.
Los afectos tejen su urdimbre en un corazón cansado.
Las horas ya no traen ese ritmo de calor, esa melodía suave que pendía del aire como una mosca en verano.
Ya es tarde.
Ya hace tiempo que mis cuarenta años suenan tristes como campana rajada.
Otros niños se dirigen a la escuela, otros días traen novedades a la calle.
Ya es tarde.
La ceniza que yo seré ya es consumida leña, ya agoto la miel del tarro.
Ya es tarde.


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