La gente que me conoce dice que yo tengo mucha suerte y que soy rico pero yo lo desmiento con hechos, ya que tener tres millones de las antiguas pesetas en el banco no impiden que yo vaya andando o en autobús a todos los sitios, coma mortadela, no gaste mucho en ropa ni en comida y yo me la hago porque si yo quisiera podría fundir esos tres millones en ser algo que yo no soy ni he sido nunca; eso mismo, rico. Yo lo que hago es ahorrar para un posible futuro solitario de viejo lleno de incomodidades, harto de tomar pastillas que me joderán los riñones y el hígado cuando me esté muriendo.
Lo que yo soy, eso sí, o me gustaría ser es un escritor. Cuanto más cerca esté de ser un escritor, mayor va a ser mi contento. Ya no aspiro a vivir de lo que escribiera, ni creo que me va a hacer falta, aunque nunca se sabe pero me gustaría haber escrito unas cuantas novelas de mi puño y letra antes de morirme y que estas sean celebradas por un minoritario público pero bueno. No soy rico, no tengo mucho dinero, no vivo con el lujo ni quiero vivir. Yo soy un profesor que ya no puede serlo y se ha metido escritor.
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