En el arroz negro que hice ayer y que comimos había tierra. No sé de dónde puede proceder la tierra, del caldo que hice o de la sepia. El caso es que debo comerme otro poco de arroz negro hoy e irme al hospital.
Recuerdo un personaje de "La soledad del corredor de larga distancia", de Allan Sillitoe, cómo pasaban los días en su piso con la madre, haciendo cosas cómicas mirando al televisor hasta que los pilla la policía porque llovía y tenían escondido el dinero en una cañería que empieza a correr. Luego, el corredor, en la cárcel, se hace un experto en largas distancias vigilado por unos policías en su recorrido mañanero. Y era el primer hombre sobre la Tierra y el último hombre sobre ella a la vez. Me encantaría sentirme como ese corredor cuando se levantaba y corría y corría sin pensar en nada ni en nadie.
Tengo que comer e ir al hospital, eso es todo.
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