miércoles, 2 de marzo de 2022

 Es gris la tarde. Y semeja que pesa. Géricault, /la barca de la Medusa, esté donde esté, siempre/quisiera estar en otra parte. La barca de la Medusa es un cuadro de Géricault que es considerado el manifiesto de la pintura romántica. Yo también, muy a menudo, quisiera estar en otro sitio que en el que estoy. Es una especie de escapismo triste de experimentar desear largarse de la mañana o de la tarde en casa y partir al viento extranjero que llega de detrás de las montañas o bajando el valle que conduce al mar. ¿Soy por eso romántico como la Medusa o su barca? No lo sé pero lo paso mal a veces deseando largarme y no lograrlo de ninguna manera. Lo romántico es la desesperación, los sentimientos fuertes echados en un poema o en un camino que no llega a ninguna parte o el pico de una montaña que pide ser conquistado. Bueno. La mañana trepa mientras trepa la guerra en un crescendo que esperemos no sea de destrucción total. Por ahora, por las noches, considero que tengo techo y cama y me conformo mucho con estas dos cosas. La vida puede estar en cualquier parte, agazapada en unas habitaciones de ladrillo y cal.

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