Un día de aburrimiento masivo y de notar yo cierta angustia, la voluntad me guio a escribir una historia que hablaba de un mundo muy lejano en el que se había vencido a la muerte por medio de la química, una química muy avanzada. Sería una química biológica que convertiría a los hombres en dioses inmortales. Otro día en que estuve encerrado toda la tarde en casa, también movido por una especie de aburrimiento, escribí la historia de un brote esquizofrénico; o sea, la manifestación más dura de una enfermedad mental. Y lo contaba de manera que un vecino actúa a favor de la madre del enfermo mental y la salva de unas horas de nerviosismo y de duda ante la locura de su hijo. A ver si estas dos historias tienen continuación y empiezo a inventar una serie de personajes que funcionen bien en la historia. Por otro lado, ha habido un sábado por la tarde en que yo he estado muy deprimido y me ha salvado de la depresión ver una película de antena 3. Al acabar de verla mi depresión desapareció y lo que apareció fue una euforia muy estimulante. Entonces, en honor o tributo a esta película, pensé escribir sobre un agricultor que se enamora de una de capital, como pasa en la peli que me estimuló y me hizo bien pero no he hecho más que un boceto muy limitado. A ver si le doy vueltas al tema y saco de mi imaginación un agricultor y una señorita de Madrid que se enamoran.
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