Ahora hay verdaderos locos de las apps. Todo lo solucionan con una app. En vez de apelar a esos términos técnicos que no todo el mundo entiende, podrían apelar a la confianza, al respeto o a alguna virtud parecida que hubiera entre el que se comunica con alguien y ese alguien. Es más sano buscar aliados a los que podemos ver las caras que no tonterías que interfieren en la comunicación. Pongo un ejemplo: me parece que hay una app para saber en todo momento donde está un hijo. Ejemplos hay incontables, no solo ese. Hay apps para perseguir al virus que tanto nos ha azotado. ¿Y si en vez de aplicar esa app, confiamos en nuestro hijo, le damos educación de la buena o podemos confiar en que un contagiado sea responsable de lo que hace?. La app hace unas cosas, pero el vínculo que se establece entre dos personas va más allá de una app si a esas dos personas les conviene tener ese vínculo si los dos salen ganando. Antes, darse la mano valía: a eso me refiero.
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