No veo un horizonte en el que yo pueda escribir una novela de más de 50.000 palabras. Lo hice una vez después de pensar mucho el argumento y el personaje de los que quería escribir. Lo que me ha salido estos días de atrás son historias que no me veo capaz de continuar más allá de la página 15. Ayer vi a un señor que además de haber sido abogado, es enfermo mental como yo y sufre dolencias mentales continuas, más bien como una forma de hipocondría que le hace ver el mundo de forma caótica. A este señor, que se dedica a andar por la ciudad de la mañana a la tarde, le regalé dos ejemplares de mi novela "El profesor enfermo" y me dijo que le gustó mucho y me preguntó si yo había cobrado algo por derechos de autor. Yo no he cobrado ni un céntimo de euro de las ventas de ese libro mío. No sé si ha sido una estafa el publicarlo. Me costó 700 euros e impuestos publicarlo. Me mandaron a mi casa 90 ejemplares y eso es todo. Además, he regalado ejemplares a mis amigos y no pienso vender ninguno aunque se me ocurrió una vez que yo mismo podría poner un puesto (una mesilla y una sillita) en Las Rozas, pero deseché tal idea por engorrosa. Lo que sí me he dado cuenta es de que mi libro, en Amazon, tiene una valoración máxima; o sea, 5 estrellas. Al que lo lee, le gusta; esa es la verdad. Un día llamé por teléfono a una editorial y después de comentar una serie de cosas sobre mi novela "La moneda de la soledad", me pedían 1500 euros para su publicación. Menuda mierda. Está claro que yo ya no doy un euro más para publicar nada de lo mío. El que quiera publicarme algo, que lo haga y me dé mi parte.
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