Como estamos en confinamiento y no se pueden pasar los confines de esta puta santa ciudad, he ido hasta donde pone Las Rozas en un cartel muy grande sobre un puente que delimita ambas poblaciones. No he pensado en gente miserable, aunque motivos tengo. He pensado solo en el camino y en el cigarrito que me iba a fumar al llegar al límite, al linde, al confín. Y me lo he fumado. Allí, donde suelo fumar cuando hago este recorrido, hay unas lilas que destilan olor cuando quieren y hay unos bancos de madera y hay una soledad especial hoy. No me he encontrado en el camino más que a un hombre gordito de pie en la marquesina de una parada de autobús y a una sudamericana sentada en esa marquesina. Luego a la vuelta, nada más que a un tonto con el patinete de rigor. Y algunos coches que pasaban. Yo creo que hoy va a haber un montón de gente en la carretera (atasco grande) pues mucha gente, mucha, se ha pirado y tiene que volver a trabajar. Les deseo una noche larga en el atasco por chulos y por domingueros. Y porque me da asco quedarme en Majadahonda y la gente se pire como si nada cuando estamos confinados. Luego, que si me ha entrado el covid. Pues te jodes.
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