Recuerdo el mar rompiendo en mi piel allá en la Playa de San Lorenzo de Gijón. Recuerdo los paseos que me di con mi hermano por la ciudad, viendo el acuario, viendo las estatuas, viendo las calles, viendo el mar. Echo el mar de menos, esa presencia mayúscula en los ojos, ese olor, ese rumor.
Me leí un libro que compré en Gijón, de Luis Landero, pero no me gustó mucho. Pasamos muchos días en el pueblo, alternando con los vecinos de allí, pasando las mañanas y las tardes tranquilas en la plaza, en los bares, en Babia.
Luego vine a Majadahonda. Las fiestas. Me apunté a Psicología. Ahora voy a Pozuelo, a las clases que dan en un edificio que se llama "Reyes Católicos". No encontraba la manera de escribir algo interesante aunque tenía una idea de lo que quería escribir pero no me convencía.
Di muchos paseos a Las Rozas, a matar el tiempo, a pensar mientras andaba, a olvidar que no tengo problemas.
Cuando llega la noche descanso tranquilo.
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