La ciudad más exótica de España es Barcelona gracias a los acontecimientos que hemos vivido estos días de atrás. Como si se tratase de una ciudad de las colonias de un supuesto tercer mundo, ha intentado emanciparse de los dominios opresores de la metrópoli. Pobrecilla Barcelona. Qué mal lo estaba pasando. Sus habitantes comían tres veces al día pero se sentían tristes y reprimidos por un poder sofocante. Querían una república independiente. Querían ser más que nadie. Querían satisfacer sus ansias políticas. Querían olvidar su pasado monárquico y español.
Ahora Barcelona detenta la exclusividad en Europa de ser una región que quería ser un país pero le salió mal la jugada. Por eso se ha vuelto exótica y la historia de su república se verá narrada por guías de su historia por las plazas de la ciudad. Los barceloneses dirán: lo intentamos. Y los españoles diremos: son raros estos catalanes. Y soberbios. Y maleducados. Y atrevidos. Y exóticos.
De todo hay en la viña del Señor.
No nos asombremos de los que a diario vemos. Es que tiene que pasar. Es que los hay muy atravesados. Y ladinos. Y sinvergüenzas. Y aprovechados. Y mentirosos.
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