El calor y el buen tiempo favorece el trato. La lluvia favorece la concentración y reclusión en el hogar. No llueve. El calor hace estragos en las cabezas, que se asolanan, que se vuelven irritables. Los ojos y la nariz, por la sequedad del ambiente, se secan, se irritan, viven todo el día maltratados.
La lluvia hace pensar en cosas húmedas, como el coño de las mujeres y la ova que dormita en los ríos. El sol hace pensar en ponerse a la sombra, salir a la calle, hacer el gilipollas, todo a la vez. Con el sol vemos mujeres que se destapan pero que no se las puede ni tocar y eso irrita. Provocan, aunque dicen las feministas que no provocan. Hay modelitos y diseños para provocar y enseñar y luego te quedas mirando. Con el sol. Con la lluvia te quedas en casa, no ves nada más que una cortina de agua por la ventana y te quedas conforme con la tele, con el sofá, con tus escritos. Con la lluvia. Pero no hay lluvia. Hace meses y meses que no llueve como Dios manda en este país.
Tanto sol, tanto sol vuelve a Juan un tontorrón.
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