El alma castellana llama al pan, pan y al vino, vino y no te soba la espalda con palmaditas hipócritas que es lo que sobra de Madrid para abajo. En Madrid no hay más que adulones de mierda, progresistas que no quieren más que medrar ellos y a los demás que los parta un rayo y pijos, también de mierda, que no saben más que trepar como monos. Lo digo porque es lo que veo muchas veces entre la gente ñoña que hay por aquí que me da asco su forma de ser. Tampoco hay un respeto a los mayores y los niños hacen su santa voluntad con padres débiles de ella. Llora el niño y parece una tragedia y acuden todos a consolar el capricho del menor, menuda estupidez de los mayores de los que se ríe el niño porque los tiene en un puño. Aquí, por los madriles, se falta el respeto a los ancianos, aquellos que sufrieron una posguerra. Aquí, por los madriles, hay jóvenes que dan pena porque se limitan a vivir de sus padres y no espabilarán nunca por ese trato de favor que reciben hasta que se vuelven totalmente gilipollas. Me quedo con mi pueblo, donde nadie es más que nadie sino el que se sabe buscar las habichuelas como Dios le dé a entender y hay un respeto entre la gente.
Si vas a Castilla, aprenderás un respeto.
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