Llevamos unos días inestables: llueve y hace sol de manera aleatoria, como si se tratase de una tómbola en la que de repente te tocara la muñeca chochona y luego te tocara caerte en la pista de los coches de choque. Menudo rollo. No está uno para fiestas atmosféricas y cambiantes: hace frío de repente, luego calor, te sobra la ropa; luego, hay que volvérsela a poner, etc. Yo ando con la mente un poco perdida, maniaca e insomne, tardo mucho en caer dormido por las noches y no sé si achacarlo todo eso al clima. Quizás el clima no tenga toda la culpa: he hecho una lista de cosas que tengo que hacer y me salen 9 cosas, desde hacer la declaración de la renta a reparar una batería del coche pasando por comprar una maquina de cortar el pelo y ponerme a escribir la siguiente novela. Todo un jaleo inmenso del que voy saliendo ayudado poco por mi hermano que se las ingenia para no estar donde debe estar, aunque me ayuda a su manera. En fin, también es un poco rollo que haya elecciones porque está la gente un poco de uñas y crispada, como se dice ahora, con esto de la política que se mezcla con las vacunas y con el coño de tu prima de Ciudad Real. Ya digo: un pitote que a ver cómo salimos de él. AH, y cuando acaben las elecciones, lo de la prórroga o no prórroga de lo del estado de alarma. No te lo pierdas.