El cielo está nublado y amenaza lluvia. Es la excusa tonta de quedarme en casa toda la tarde en vez de ir a Las Rozas porque al final, no cae una gota de agua. Como me quedo en casa, voy a ensayar un blog a ver cómo me sale. Como he terminado mi último relato, pues novela no es, voy a buscar en Google "cómo escribir una novela". Salen influencers de esos como setas venga parlar y parlar diciendo cómo crear personajes, argumentos y demás. A mí eso no me gusta porque cada uno de nosotros tenemos un criterio distinto a la hora de hacer las cosas, no hace falta oír a nadie rollos de cómo lo haría él. Tengo ya escritas dos novelas de más de 200 páginas. Quiero hacer otra larga, que dure otras 200 páginas. No sé cómo empezar, pero no seguiré los consejos de cabezas parlantes. Hay muchas cosas que desmitificar en esta vida y también de las que burlarse, como hizo Cervantes. Los políticos, por ejemplo, son el ejemplo preciso de gente sin alma y corruptos por dentro. Los partidos políticos huelen y saben a asquerosidad. Internet está llena de crímenes grabados y pederastas. Mi vida, sin embargo, no es caso de divertimento ninguno ya que consta de una rutina que mata la sonrisa en los labios, pero ya sabré yo burlarme de algo porque quiero que mi novela futura sea de un humor tierno.
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