Tengo pocos amigos. Alguno de ellos no merecen mucho la pena. Todos ellos parecen muy incultos, no leen, no se interesan por la actualidad, por los periódicos. A las seis de la tarde, todos los días, me juntaba con una amiga. Pero esa amiga solo dedicaba su tiempo a una hora, luego no se la podía llamar y tampoco se podía discutir la hora de quedar con ella. Ello ha supuesto que me cansara de la hora y de ella.
Es todo muy triste en mi vida. Amigos que solo disponen de una hora al día, amigos que no veo en toda la semana, amigos que pertenecen a una asociación. En fin, no tengo amigos que compartan conmigo una verdadera amistad. Hoy en día es difícil tener amigos, no digo ya amigos buenos, esos ni se los ve.
Dice la gente que la misma gente es mala, no se puede uno fiar de nadie.
Puede que tengan razón. A mí me da igual. Yo no hago amigos. No sé dónde acudir a hacer amigos y no sé si merece la pena gastar energías en hacer amigos.
La vida es muy pobre a veces. Me voy a echar un cigarrillo.
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