He echado a la olla jamón, lacón, tocino (tendría que haber sido manteca) y judías blancas. Lleva una hora cociendo. Luego, hay que echar los grelos (ya lavados) y el chorizo. La elección del tocino no ha sido muy buena porque huele a cocido, no a caldo gallego, que era lo que me proponía.
Por la calle, esta mañana, pasaba gente anodina que no tenía ningún interés para mí. La mañana pesaba mucho en mi corazón pero quizás la tarde y la noche disuelvan esta sensación de inutilidad o de estúpida existencia.
Falta ya poco para que las judías estén cocidas y pueda echar lo demás y todavía cueza un poco más. Plato único.
La vida se espesa como un hígado o como el sabor de la sangre en la boca pero poco a poco la vida va haciéndose más líquida, menos gravosa para el corazón.
la mañana va dando a su fin.
la curva del sol llega a lo alto.
me levanté para dar consistencia al día
que vive sin mí.
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