En España, derecha corrupta e ineficaz, izquierda barata e incompetente, partidos nuevos que no se enteran. Y los independentistas. Ya hace tiempo que un historiador árabe alabó España como una nación que tenía de todo: minerales, costas riquísimas, mujeres muy guapas... Pero tenía siempre los gobernantes que no se merecía. He visto el resumen de los premios Goya. Esta vez tocaba la exigencia de la igualdad femenina. El que no mencionaba lo mal que lo pasan las mujeres, hacía el tonto o era tachado de machista. Había que seguir consignas. Luego, como si de un torbellino se tratara, ha pasado por mi cabeza todo el plantel de políticos malos que padecemos en España. Una peste que tenemos que aguantar. No hay ninguno que se digne a ser eficaz y servicial. Todos pretenden cambiar España de arriba a abajo. Ni uno tiene ni puta de idea de gestionar un gobierno. Todos están corruptos, llenos la cabeza de ideas soporíferas y estúpidas que quieren experimentar con la ciudadanía. Todos hacen sus planes sin contar con los demás partidos, partidos que, por cierto, son los que gobiernan, no un presidente ni un Estado. Los de izquierdas quieren federalismos, igualitarismos, repartos de todo tipo, cambios que no se requieren para dejarlo todo peor. Las derechas que gobiernan han robado, no han previsto los asuntos graves que nos atañían a los españoles, han hecho reformas que están dando unos resultados no buenos, han aplicado la austeridad a ultranza. Unos han atacado a los otros cuando lo que se ve es que en periodos de crisis se deberían haber apoyado. El ciudadano no entiende esta política de descalificación continua, de ataque al adversario porque sí, de echarse los trastos a la cara todos los días. Es una verdadera competición de los más tontos para ver de hacer las cosas más complicadas y no hacer nada en el fondo de la cuestión. Odio a todos los políticos españoles. Son los que conozco y me dan asco, desde el que no se mueve al que promete soluciones maravillosas.
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