Yo, como fumo, siento unas veces la muerte rondándome en forma de cáncer, enfisema pulmonar, ataque cardíaco o cerebral. A veces sueño que me cortan la pierna, que me cortan la laringe, que me cortan los huevos pues ahí también puede atacar el cáncer. Mientras pienso, sueño y premedito todo esto, yo sigo fumando. Y sé que hago mal pues el tabaco provoca una muerte lenta y dolorosa, sin poder respirar, sin poder mear ni cagar, vomitando todo el tiempo. Da asco el tabaco y no por lo mal que huele.
A mí me gusta fumar mucho o me gusta mucho fumar, una de las dos cosas. Hay gente que elige otros venenos que les sientan muy mal también: les da vueltas la habitación y no se le pone tiesecita la cosa.
No hay que ser aprensivo pero sí pensar que estamos jugando con la muerte y la enfermedad. Que hoy estamos bien pero que mañana podemos estar fatal. Lo malo son la doble moral del alcohólico que no fuma y aquellos que son tan sanos que se mueren de aburrimiento muy muy muy lentamente.
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