Los amigos son los que son, la casa está descuidada, las horas a las que me levanto invitan a la pereza y al abandono. Ayer no trajo mucha diversión pero nos podemos consolar con ver otras historias de desilusión, cómo no. La novela no tiene fin, hoy aquí, mañana, ¿dónde? cantaba la canción. Las calles son callejones sin salida, los cristales hieren la estima. Levantarse para qué, el mismo y pequeño circo cutre de siempre. Un ajedrez a media tarde, duerme el sol tras un día gris. Hay gente que sí disfruta de la vida, que se ríe a carcajadas aunque no sepa muy bien de qué porque está inconsciente de su propia desilusión. La desilusión hace estragos en esta mañana terca de verano. Bueno. La verdad es que no sé de qué me quejo, la mayor parte de las vidas que se viven se parecen a la mía, no tienen más, otro desgraciado que también sabe que se va a morir, no te da derecho ni el derecho mercantil, se te ve venir, no digas más, camina y calla como Jonás, hasta de perfil dan ostias los días en que no ocurre nada, no pasa nada, no vive nadie la vida como debe de ser. Si la vida te da palo, dile que ya no más. La vida ni me me da palo ni me da nada. La vida es más sosa que el agua. Bueno, vivamos, que a eso hemos venido.
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