Cuando me desvelo por la noche porque veo alguna película o porque me he quedado charlando con mi hermano o cualquier otra circunstancia, al tumbarme en la cama me da por reflexionar un poco. Voy pensando en la gente de mi pueblo, en mi primer amor, en la mierda en que se ha convertido esta vida, en cómo era yo antes, en el dinero, en la existencia de las putas y otros asuntos que pasan por mi frente como una película de imágenes y palabras y nombres y fechas y humo y nada. Como soy fumador, a la media hora de este reflexionar o pensar en vaguedades, me levanto a fumar un cigarrillo en el salón. Es casi la una de la madrugada y noto algo que no notaba el año pasado cuando me pasaba esta circunstancia: pasan coches y hay gente que va conversando por la calle. El año pasado, a esa horas, lo único que imperaba era la callada soledad de la noche. No se movía ni una rata. Ahora hay cierto movimiento mientras consumo mi cigarro. ¿Será que ya hay dinero que gastar en gilipolleces? ¿Será que la gente ha despertado del letargo en el que estaba aunque todavía haya comedores sociales para muchos? ¿Será que la crisis, la tan nombrada crisis para todo, va remitiendo y hay para gastos superfluos? No lo sé pero por la noche algo se agita ya en la calle.
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