La gente que trabaja cree que vivir sin trabajar es una bendición. Nada más lejos de la realidad. El trabajo da un horario, distracción y dinero. La gente lo que quiere desesperadamente es dinero. El trabajo lo da pero la gente quiere más dinero que el que da su trabajo. Es peor no tener trabajo y tener que inventártelo para no pasar el día sin hacer nada aburrido como un hongo.
El que trabaja se considera útil si valora un poco su trabajo. El que no trabaja se considera inútil porque no sabe dónde echar las horas.
El que trabaja gana un dinero honrado y bueno; otra cosa es que se le escape de las manos como el agua. Entonces debería ajustar sus ambiciones a lo que hay, a lo que da su trabajo.
Hay gente que todo lo que le sale por la televisión le gusta, ya fuera un yogur sabor a exclusividad. Hay gente que quiere ser exclusiva trabajando de auxiliar administrativa. Y eso no. Se es exclusiva con muchas perras en el bolsillo; si no, no. Pero también hay mucha gente que da el pego de tenerlo todo y luego no tener nada. Es mejor trabajar y ganar que no desear y desear y depender de circunstancias. El trabajo da estabilidad. El que no lo tiene sabe del aburrimiento y de las horas que pasan mirando al óleo. El que trabaja no piensa, actúa. El que no trabaja no actúa, piensa. Y pensar mucho es malo siempre.
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