Cuando la vida se limita mucho en lo espacial y en lo social se puede hacer una cosa: apelar a lo intelectual que tenga uno dentro. Después de todo, en este mundo en que vivo todo está lleno de amigotes. Amigo no hay ni uno. Y en cuanto a viajar o ver mundo sí que me da envidia pero tendría que hacerlo yo solo y yo soy un enfermo que no respondo por mí mismo de mi salud. Mi salud está en manos de circunstancias ajenas a mí. Además, considero que el dinero es útil para el futuro, no para regodearse en un presente de colorín y vueltas en redondo.
Por eso digo que si apelamos a nuestro intelecto como única salvación para pasar el rato, pasaremos el rato bien y aprovechado. Otros presumirán de fiestas (todas iguales, la misma gente) y de haber visto esto y lo otro. Hay casos de gente que ha estado en muchos sitios y es como si no hubiera estado. Hay gente que ha bebido y reído mucho y es como si no lo hubiera hecho.
Y hay gente que ha reflexionado sobre su vida y sobre lo que le rodea y ha sacado unas conclusiones válidas para él y para su vida.
La vida es tan complicada que merece pensamientos.
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