Llueve una noche y parece que ha llovido mucho. Y luego, así pasan los días anubarrados pero sin lluvia. Los imprevistos, las molestias, las impedimentas que lleva la lluvia consigo, serían muy bien vistas por mí si la lluvia se tirara con nosotros al menos dos semanas seguidas. La gente se quedaría en casa leyendo un libro aunque fuera a la fuerza o por puro aburrimiento y la lectura de ese libro les haría más inteligentes si cabe, que no habiendo esas dos semanas lluviosas. La gente es inteligente. Todos los seres humanos lo somos y todos sabemos que la lluvia de una noche se la lleva el aire, como a las palabras. Ojalá, con todos los inventos que hay, inventaran algo que recogiera la lluvia de donde cae impetuosamente y dañinamente y la remitiera a otra zona seca, ávida de agua.
La espiga de arroz, cuanto más plena más se inclina.
A lo mejor este refrán viene a decir algo sobre la humildad o sobre la conciencia. No sé. Cada uno que lo interprete como quiera.
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