martes, 10 de mayo de 2022

Ya llega el verano con mucha antelación, aunque dice el refrán: hasta el cuarenta de mayo... Yo estoy leyendo un libro que se llama "Seda", de Alessandro Baricco. Va de viajes y de huevos de gusanos. También estoy leyendo el tema de oposición "Modernismo y 98 como fenómeno histórico, social y estético". He sacado la conclusión de que la poesía de Rubén Darío fue un fenómeno lingüístico y literario como pocos: todos los poetas le reconocían como su maestro. Rubén renovó el lenguaje poético y el común con sus neologismos, con sus rimas y su métrica novedosas, con sus temas, también novedosas. Hay dos partes en su poesía. Una grandiosa de amor a la vida y otra más profunda, de introspección sobre la muerte y la angustia de vivir. Esta última se refleja en "Cantos de vida y esperanza" y la primera se manifiesta en "Prosas profanas". Un hacha, Rubén Darío. Yo le leído poco, no tengo sus obras. El tema de oposición sigue hablando de los miembros del 98; entre ellos, Azorín, que también revolucionó el lenguaje con sus arcaísmos, regionalismos, neologismos, etc. La novedad de Pío Baroja, Unamuno y Valle Inclán también se remarcan en este tema de oposición. Me ha gustado leerlo pues hay cosas que yo no sabía y era esto de que cada uno de estos miembros de estas corrientes modularon el idioma español para hacerle más rico y superior.

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