Decía Azorín que la vida pasaba inexorablemente (o sea, sin remedio) y luego describía una gallina y un gato y un señor anciano para corroborar tal afirmación. También describía paisajes muchos de los cuales han desaparecido. El paisaje en Azorín es una constante. Azorín primero fue anarquista y denunció la pobreza de los pueblos andaluces. Mucho ha llovido de allá acá en eso de la pobreza pero parece ser que la pobreza ha vuelto, quizás otro tipo de pobreza, urbana, melancólica, más escondida. La gente se queda en paro y ya, ya no sale de ese paro endémico que hay aquí en España. Dicen que hay familias con todos sus miembros en paro. Y resulta que faltan camareros, albañiles y otros puestos por ocupar. Será que los pagan mal. Yo conozco una chica, hija de un amigo, que trabaja de camarera y no le va mal. Es una chica malhumorada siempre, es su forma de ser, lleva cara de decepción allá donde va y su sueño es ser enfermera. Ojalá consiguiera ser enfermera, sería una enfermera realista y eficiente. Bueno. Yo tenía ganas de ir a pasear el cuerpo a eso de las 7 de la tarde, hora en que ya se puede salir a la calle sin miedo a una insolación. Es una vergüenza atmosférica que ya haga como en julio en este mes de mayo. Lo que Dios o el Big Bang hizo hace tiempo, cuando se hizo la luz y todo eso, se lo está cargando el Hombre de un tiempo a esta parte. Un articulista del periódico de hoy domingo ha dicho que debemos tener paciencia para que este mundo de felones pase y venga otro más amable. El camino es el camino, como dicen los peregrinos de los lugares santos. Hay que observar siempre que somos un camino, la vida es un camino, es una breve jornada, es un bien que se acaba. Disfrutemos de lo que tengamos a mano y no busquemos cosas de allende, pues lo de allende es más difícil de encontrar.
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