Día 16 de encierro. Yo me dispongo a oír a un profesor mayor que relata la historia de la literatura española de forma amena. Cada uno se busca los trucos para pasar la cuarentena como sea. Mi novela no va, no me encuentro con ganas de inventar una vida para el personaje principal; no sé si después de la cuarentena me vendrán ganas, seguro que sí. Mi personaje será de lo más insólito por la elección vital que hace en esta vida tan poco espiritual, tan materialista. Es lo único que sé.
La vida va pasando entre cuatro paredes solo rota para ir a tirar la basura o para ir a comprar.
No se ven en Majadahonda ni guardia civil ni policía. Paco ha ido hace poco al Dia a comprar. Luego tiene que ir a sacar el coche del garaje y aparcarlo porque se nos ha acabado el alquiler de la plaza de garaje.
Da mucha pena todo esto. La mala gestión, el desprecio que hace el presidente de las otras fuerzas políticas, la injerencia comunista de un líder cuyo ejemplo a seguir es la Venezuela dictatorial, la falta de elementos indispensables para la práctica médica, etc., etc., etc.
Menuda mierda nos hemos tragado con este gobierno chapucero. Ojalá todo remonte a pesar de ellos y toque a su fin pronto.
Ya digo: para mí lo peor son esos ancianitos desprotegidos y solos. Recemos por ellos.
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