Después de haber escrito dos blogs con tintes políticos e históricos, pues la Grandes es muy política y Franco pertenece a la historia (llamar franquista a alguien ahora resulta bastante baladí por lo tanto), voy a hablar un poco de las novelas ejemplares de Cervantes. Lo primero decir que él las llamó ejemplares porque no quería dar mal ejemplo, sino bueno, de gran cristianismo. Pues lo que era Cervantes ante todo, era muy buen cristiano y no se quería ir al infierno por haber escrito algo que fuera contra la ley de Dios. Hay mucha gente hoy en día que relativiza, rechaza, olvida o denigra la creencia religiosa. Eso es de estúpidos. Cuántas veces he oído decir a mi cuñado que la religión es un invento de los curas. Yo le respondería que ahí están los evangelios, donde se cuenta lo que dijo Jesús. Eso no lo inventaron los curas. Cualquiera puede leerlos. La gente va diciendo por ahí que la iglesia cuenta cuentos a la gente para hacerse rica. Y hablan del oro que tiene la iglesia, de los cuadros, de las imágenes. No hablan de que la iglesia fundó las universidades, los conventos y está llena de gente entregada a los demás. Cervantes sí sabía esto último y por eso luchó en Lepanto y creo a Don Quijote, que más que otra cosa, es un caballero cristiano.
Bueno. Las novelas ejemplares están llenas de peripecias, unas veces entre moros y cristianos, entre perros que hablan, entre ilustres fregonas y Rinconetes y Cortadillos y celosos y españolas inglesas. Todos dan ejemplo de virtud o de vicio para que veamos por dónde nos tenemos que dirigir para una vida virtuosa, para ir al cielo. Por eso se llaman ejemplares.
Si no conoces la literatura de tu propio país, qué pobre eres.
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