No sé si he dicho aquí en el blog que mi hermana y también mi cuñado son unos liantes y están tocados un poco de la cabeza. Resulta que mi hermano Paco recibe una llamada de mi sobrino diciendo que "tía Cecilia está muy saturada y dice que hay que hacer una reunión. Que íbamos a estar dos sobrinos, ella, Paco y yo". Yo no sé de qué está saturada porque no lo explica ni para qué hay que hacer una reunión porque tampoco lo explica. Solo que hay que ir a una reunión. Mi hermano Paco y yo empezamos a pensar que eso de la reunión es un lío y una cosa que no entendemos y Paco llama a mi hermana y le dice que no va a la reunión. Pero al día siguiente, mi hermana y Paco van al hospital con mi padre y allí mi hermana le acosa otra vez con el rollo de la reunión. Cuando viene Paco a casa le oigo gritar por el móvil a mi hermana, diciéndole que le deje en paz. Había que ir a la reunión a la fuerza, según mi hermana, pero no sabíamos nada de lo que se iba a tratar porque todo era muy misterioso y muy raro. Luego de la refriega al teléfono, nos pone un wasap un sobrino que no veo hace meses. Que qué tal estamos y eso. Bueno. Se llaman unos a otros y lo que deberían hacer es dejarnos en paz. La llamada de la saturación de la hermana la recibimos el jueves y no nos han dejado en paz durante dos días. A ver si ahora nos olvidan del todo. A la familia hay que soportarla. Mi hermana cree que tiene grandes ideas pero las ejecuta de manera misteriosa, sin decir claramente lo que quiere. Se ha obsesionado con la reunión. Paco y yo somos enfermos mentales y no tienen ninguna consideración. A veces la familia es una cosa asquerosa que te tienes que tragar.
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