La corrección política no es otra cosa que no poder llamar al pan, pan y al vino, vino y no poder dar los datos esclarecedores de un tema. Es un truco de la política para llevar siempre la razón sin decir la verdad ni dejar que otros la digan. Todo se oculta, incluso los desastres, de los que no se puede hablar, y así, todo va igual de mal que siempre pero sin preocupación pues gracias a la corrección política nunca sabremos lo que ha ocurrido.
Ayer por la radio, por medio de un dirigente de Ciudadanos en la Junta de Andalucía, me enteré de que 500.000 andaluces estaban en unas listas de espera para sanidad que realmente eran unas listas de exclusión del sistema sanitario porque la Junta gobernada por el PSOE no daba a basto. Claro, tanta puta y tanto vino y tanto vicio que había que pagar... Pero la corrección política hace que no se pueda hablar de esto y sí del feminismo. Del feminismo hay que estar hablando a todas horas y además, se inventan términos como micromachismos u otros términos ofensivos contra el hombre para que los usemos habitualmente. Decir que si un hombre mata a una mujer por dinero no es violencia de género es tabú. Todo hombre que mate a una mujer es automáticamente violencia de género aunque la haya matado por robarle el bolso. A esos dislates hemos llegado. Ahora, una mujer mata a un hombre con el que convivía y eso no es violencia de género. Se extiende la opinión, el pensamiento y la idea de que el único género que puede ser violado, herido y asesinado es el femenino.
Eso va contra los derechos del ser humano que es igual ante la ley, sea hombre o mujer.
Pero como hay una tendencia claramente histérica a ensalzar lo femenino sobre lo masculino, a decir que las mujeres están sojuzgadas por los hombres, a señalar un patriarcado al que hay que derribar y otras estupideces que se repiten día tras día en los medios de la izquierda más rancia, pues quieren que no veamos en realidad una sociedad en la que hombres y mujeres cooperan y se llevan bien.
Quizás lo políticamente correcto incluye también crear una realidad paralela totalmente mentirosa para dominar a la gente precisamente con falacias y tenerlas agilipolladas eternamente, hasta el fin de sus días en una habitación leyendo libros rarísimos que dan la razón a la progresía que ya no sabe lo que es pan y lo que es vino.
Yo leo en El País cada parida y cada título de libro que va creando esta corrección política tan absurda que crea la izquierda porque la izquierda sabe ya que todo su discurso es mentira y algo tiene que inventar y entonces inventa la corrección política que es, simplemente una dictadura de lo que hay que decir y pensar.
Cuando defiendes una mentira ya manifiesta, tienes que inventarte otras mentiras para seguir engañando.