Parecía imposible que cayera una gota del cielo, pero hoy, 6 de marzo, está lloviendo. Casi un milagro. No sé cómo será esta primavera. Dicen: en abril, aguas mil y también: marzo ventoso y abril aguanoso, sacan a mayo florido y hermoso. Ojalá haya una primavera lluviosa para estarse en casa viendo llover, solo para eso y luego, dar un paseo por la tarde si escampa. Lo de hoy eran unas gotas menudas y contadas que caían casi sin querer, pero ya había charcos esta mañana por las calles.
Es importante que llueva. Para los campos. Para el aire. Para matar la contaminación, etc. Llevábamos ya tres meses sin llover o más. Yo casi no recordaba el efecto de la lluvia en Majadahonda: la gente se queda en casa, los suelos se mojan, el cielo se vuelve más puro, las nubes tapan el incesante sol que antes nos cansaba con su luminosidad.
En fin, yo quiero que llueva y que no haga un calor sofocante en abril porque parece que el verano se atropella y llega con adelanto feroz.
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