No sé lo que me pasa con mis escritos que una vez los veo como algo valioso y meritorio y otra vez los veo como una masa informe que no tiene valor. Creo que me pasa porque no tengo amigos escritores que puedan valorar mi trabajo o hablar simplemente de él. Yo he leído historias de escritores que siempre habían llegado a conocer a otros escritores en cafés o en tertulias y se daban ánimos o, en el peor de los casos, surgía entre ellos una envidia o un odio que quizás contribuyera a mejorar en la calidad de su obra. Yo no conozco a nadie que se dedique a escribir, así que yo mismo soy solo el juez que juzga mis novelas y lo que voy escribiendo. Llevo un tiempo que no valoro en nada lo que tengo escrito ni lo que voy escribiendo, así que me deprimo un poco porque es la única actividad que yo veo como importante de todo lo que hago. Últimamente, he acabado dos novelas cortas que tenía empezadas, pero la tercera se me resiste y se me está haciendo más larga, pero la tengo que terminar de una puñetera vez. No sé ni para qué me esfuerzo pues no la valoro mucho, pero algo me dice que la he de acabar. Siempre pienso en escribir una gran obra literaria que sea buena de verdad y a ver si la realizo y estoy orgulloso de ella.
Por otro lado, he oído en la radio que esta primavera va a ser más calurosa de lo normal. Me lo temía. En abril vamos a sudar la gota gorda y en mayo van a estar todos los vegetales más secos que la pata de Perico, pero bueno. Habrá que pasar por todo.
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