Estando yo ejerciendo de profesor interino, me destinaron a una sustitución a Aluche, un barrio de Madrid. Recuerdo que yo me porté mal con los alumnos, no los comprendí. Estos alumnos eran de diversificación, un plan que consiste en reducir los contenidos y las asignaturas porque eran chicos con problemas. Se lo puse muy difícil y un día me burlé de ellos malamente. Tenía yo un compañero profesor que me sableaba el desayuno todos los días que se burlaba de ellos también. Yo estaba muy disperso en aquella época. Me recuerdo como eufórico y atolondrado y con problemas con mi hermano por la ludopatía. Los dos jugábamos a las tragaperras. Recuerdo la cara de la profesora titular al verme: me miró como se mira a un delincuente. Le regalé a un alumno de origen africano un libro, hice llorar a otra chica africana y tarde me di cuenta de que estaba equivocado con ellos. Dios, en su justicia, me hizo ir a otro instituto en que fracasé totalmente y empecé a tener problemas mentales (obsesiones, neurosis, ansiedad...) Tuve que dejar de ser profesor por un tiempo, pedí la renuncia. No sé si un profesor interino actualmente puede pedir la renuncia y luego volverse a presentar a oposiciones. Yo sí lo hice. Me da pena aquel recuerdo de aquellos chicos a los que no servía de ayuda sino todo lo contrario. Yo pagué en el otro instituto lo que les hice a aquellos chicos que eran de origen humilde y tranquilo y yo les fui a intranquilizar sus vidas con mi actitud penosa.
domingo, 31 de marzo de 2019
sábado, 30 de marzo de 2019
El viernes día 5 sí que parece que va a llover, lo que se dice llover, pero el resto de la semana solo serán amagos. Esto en cuanto a la lluvia, que es lo que me preocupa. Luego, los días están pasando muy tranquilos, sin hacerme yo reproches de nada ni rumiar una idea constantemente que me dé preocupación. Parece mentira esta tranquilidad que estoy viviendo. Tengo que hacerme una prueba del colon en el ambulatorio. Tengo que ir a Valladolid el día 10 de abril. Tengo que apuntarme a más premios literarios y apuntarme de una vez al de "Felipe Trigo", que piden tantos requisitos. Tengo que acabar la novelita que lleva por título "La chica de Turín", a la que haré un montón de recortes porque si no, se me hace muy larga.
Tengo que plantear la siguiente novela que narrará hechos reales y muy duros que yo viví.
Y no tengo más que disfrutar de esta primavera y procurar escribir que parece que es mi oficio. La vida da muchas vueltas pero yo no veo que dé tantas. Siempre hago lo mismo pero esta vez, sí que me gusta.
Ayer estuve al Parque de París de Las Rozas a ver si veía ranas. No vi ni renacuajos. Quizás aún es pronto. Miré en internet y dice que las ranas se reproducen de abril a mayo.
No corre el agua este año como corría el año pasado. Lo que sí vi fue una enorme carpa pasar a mis pies.
Tengo que ir a pescar a río Moros, a poder ser una trucha. Tengo licencia. Me falta la caña y las lombrices.
viernes, 29 de marzo de 2019
En España es común este tópico acerca de la educación: "antes en la escuela nos pegaba el maestro y si nos quejábamos, nos pegaba nuestro padre, algo habrás hecho. Ahora, son los chicos los que pegan al maestro o al profesor, ya no hay ese respeto que había antes a las personas mayores."
Se habla en España mucho de educación de esta manera, con muchos tópicos que no dicen nada.
Yo he sido profesor y casi no sé nada de la educación de hoy en día: no sé si es moderna o no; no sé si se aprende mucho en las aulas o no. Yo sólo sé que hice mi trabajo como me lo mandaron y respeté a los alumnos, fueran estos aplicados o díscolos y me peleé mucho con ambos tipos.
La norma que yo sigo para entender la educación en este batiburrillo de opiniones es esta: habrá alumnos que aprendan aun a costa del profesor y habrá alumnos que desearán por encima de todas las cosas que se acabe su escolarización para ser libres. Creo que el protagonista de la educación es el alumno, nadie más.
Deja la bola rodar que ya parará.
A la plaza bajan las palomas de los tejados y van agitando el buche, como sonajeros de la mañana. Suele haber un par de viejitos madrugadores que charlan sentados en un banco. Cuando se llegan las diez, las tiendas se abren y ya acude gente a la plaza.
Así en todos los pueblos y ciudades de España.
Yo tengo poca España en los pies y en la vista pues he recorrido muy poco mi propio país.
Me gusta ser viajero y ver cosas nuevas, modos de vida, organizaciones de lo urbano, calles y callejas y gentes de todo pelaje. Y disfrutar también del camino.
Pero no soy viajero. He leído mucho más que andado, he quemado mis ojos con la tinta y no con las extensiones del terreno, con el sol español que deslumbra iglesias, plazas y playas por doquier en este país. Me da pena oír nombres de lugares y no haber estado en ellos.
Quizá algún día me harte y me convierta en viajero y pise mil plazas y vea mil gentes para que mis ojos se llenen de mil cosas nuevas.
No puedo hacer nada con panes y peces
pero puedo darlo todo algunas veces.
No sé lo que es morir por amor
pero puedo buscar el perdón.
Al territorio donde yo me encuentro no entra nadie
porque está vacío de fiesta y de actores de Holliwood.
Por donde yo paso no alzan las copas, no gritan enhorabuenas, no bailan las damas borrachas y locas.
Yo sólo voy andando por la misma acera en que murió un profesor.
Yo sólo alucino distracciones baratas como un cigarrillo o una cerveza al aire.
Yo no sé qué es conocer a nadie. Yo no conozco a nadie desde hace muchísimo tiempo. El círculo oprime mis ojos como el hierro.
Lo que pasa es que ha pasado el tiempo, los amigos no están, el fervor murió, la vida se ha cansado.
No nos engañemos. No es que yo piense que la vida es difícil y que la gente acoja su soledad como mal menor. Es que, objetivamente, vivimos la vida en una soledad impuesta por temor al otro. La amistad nunca ha sido tan cara como en nuestros tiempos. Es muy difícil hacer un amigo tanto por parte nuestra como por parte de los demás. Todo el mundo piensa que los demás, como nosotros mismos, están llenos de problemas y, por lo tanto, son extraños y preocupantes compañeros de viaje.
Una vez en la escuela, en el instituto o en la universidad sí se pueden hacer amigos pues todos los de tu alrededor tienen un destino común (estudiar para alcanzar un puesto de trabajo) pero sacados de ese contexto o de algunos otros que favorezcan la camaradería, todos los que te rodean son extraños y peligrosos. O así los percibimos. Es la crisis, el terrorismo, las drogas de cualquier tipo, la delincuencia, la pobreza, el paro, el origen del otro que tenemos enfrente, la guerra de los sexos, los problemas psicológicos que abundan en nuestros días. Es decir: nadie está exento de problemas. Es más: cargamos con un montón de problemas que nos hacen peligrosos a los demás, poco claros, caóticos, extraños, difíciles de comprender, casi peligrosos para llevar una vida normal junto a quien sea.
Después de esta crisis económica pero también de valores, de pérdida de confianza en la persona, de corrupción política pero también personal, nadie se salva. Yo no voy a ser un héroe que busque la realización personal a través de los demás. Yo soy un enfermo y debo acatar mi enfermedad y conformarme con lo que hay: esos amigos superficiales con los que tomar un café.
Si no tienes azúcar, olvida lo dulce.
Hubo un humanista llamado Erasmo que escribió un libro llamado "Elogio de la locura". Yo intenté leerlo pero no pude porque era muy filosófico. Sin embargo, el título de ese libro me da qué pensar. Y pienso que la locura está en nuestras vidas de manera más persistente y amenazadora de la que creen muchos. Hay los locos del fútbol, del rock y de otras cosas pero yo me refiero a los locos que están a tu lado y los tienes que aguantar. Hay gente tan loca que no acepta ni la derrota ni la realidad que ven delante de sus ojos porque no pueden decir: "he fallado". Hay locos que por no gastarse un euro no entran en un bar donde han entrado sus amigos porque hace un frío de perros. Son los locos del ahorro. Son los que cogen un tornillo del suelo, roñoso y asqueroso, porque "de algo servirá". Hay locos con los que no se puede hablar e incluso hay que tenerlos miedo porque se pueden meter en tu vida con su prepotencia psicótica y fanática y hacértelo pasar fatal. Hay locos que no saben hablar en un contexto normal y todo lo tienen que decir a voces porque les encanta la riña, la disputa y sobre todo, llevar la razón a costa de los demás. Todos estos locos lo único que hacen es propiciar el desprecio de los demás, que se les tenga miedo, que alguien te dé en el hombro cuando vayas a hablar con ellos avisándote para que no digas ni una palabra porque vendrá la locura. A estos locos se les mira con desconfianza porque no ponen cura en su locura y siguen erre que erre cometiendo el error de su locura. A estos locos se les puede tener lástima pero hacen daño y al que hace daño no se le tiene lástima sino miedo. A estos locos, que a lo mejor no lo son y lo que son es mala gente, se les quiere retirados de la presencia propia y esperas que cambien pero no cambian. Son mentirosos, agresivos, mandamás, maltratadores, etc y si no van al psicólogo, peor para ellos pues solo cosecharán odios a lo largo de su vida y miradas extrañas e incomprensión.
Si estás loco, nadie te quitará la razón porque no la tienes.
jueves, 28 de marzo de 2019
Voy a hacer una oración de la lluvia:
Por favor, Dios,
que caiga el agua del cielo
para que lo vean hasta los ciegos.
Que gotas inmensas y ricas
bajen desde las nubes.
Que nos moje dulcemente
tu bendito chaparrón.
Que este azul tan aburrido
deje paso a la negrura
de unas nubes muy preñadas
de ese agua tan querida.
Que llueva, Dios, que llueva
y llene de charcos los campos
y la ciudad las aceras.
Que llueva, que llueva con poderío.
Que los ríos crezcan nuevos
y el pelo se humedezca
del agua de tu reinado en lo alto.
Por favor, Dios,
que caiga el agua del cielo
para que lo vean hasta los ciegos.
Que gotas inmensas y ricas
bajen desde las nubes.
Que nos moje dulcemente
tu bendito chaparrón.
Que este azul tan aburrido
deje paso a la negrura
de unas nubes muy preñadas
de ese agua tan querida.
Que llueva, Dios, que llueva
y llene de charcos los campos
y la ciudad las aceras.
Que llueva, que llueva con poderío.
Que los ríos crezcan nuevos
y el pelo se humedezca
del agua de tu reinado en lo alto.
Hoy, a finales de marzo que estamos, ha hecho un tiempo impropio en lo atmosférico. Mucho calor. A mediodía quizás habremos rondado los 27 grados, sin exagerar. Y sin llover se hizo papel. No sé si deberíamos danzar la danza de la lluvia o sacar a San Isidro en andas por Madrid haciendo rogativas: danos el agua Señor, que los campos están secos, etc., etc. Muy mal lo vamos a pasar de aquí en adelante si las compañeras del alma, las nubes, no se confabulan para unirse en manada, hacer un gran simposio y darnos las gotas, agua en tropel que necesita la tierra. Que llueva en abril, bien, pero lo veo muy difícil según va la cosa. Que llueva en mayo, cojonudo, pero lo veo mal también. Hay tres refranes de abril: "si no hubiera abril, no habría año vil": creo que lo dicen por las heladas intempestivas de este mes que jode la cosecha. Otro: "en abril, quemó la vieja el mandil", por arrimarse a la lumbre se supone. Puede hacer frío en abril pero últimamente no me lo creo. Y el último y el más mentiroso últimamente: "en abril, aguas mil". Y una mierda. En abril no cae ni gota. Los campesinos tienen las cervicales hechas polvo de mirar en abril al cielo, tienen el cogote atrofiado y no digamos mayo que en materia de agua caída del cielo, nasti de nasti. Invoquemos al dios de la lluvia hora tras hora, minuto a minuto y a lo mejor nos hace caso y llueve tras de los cristales una semana entera y yo metidito en casa sin ver tontos ni tontas de las que se estilan ahora.
miércoles, 27 de marzo de 2019
El diablo todo lo enreda para insatisfacción de la vida y el aceleramiento y los malos rollos y hasta el odio y la sinrazón. Ha venido por Majadahonda una mujer que es amiga de otra amiga nuestra y parece que ha venido con ella un nublado de acontecimientos raros. Como si ella trajera consigo el mal rollo. Esta mujer vivía en Burgos y se vino a Majadahonda a mal vivir en habitaciones alquiladas. Luego, se fue a Burgos otra vez. Ha venido de visita y a mí no me acaba de convencer. Es un poco pachorra, informal y se le ha roto el coche y lo ha llevado a arreglar pero no se lo arreglan. Está viviendo con una chica sudamericana y no ha hecho más que enredar desde que ha venido. No veo la hora en que se marcha a tomar por culo. Por otro lado, esta tarde, mi hermano recibe un sms de Fremap de no sé qué códigos. Le he dicho a Paco que me deje hablar a mí con esos de Fremap a ver qué coño son esos códigos. Ni siquiera sabemos mi hermano y yo qué tenemos que ver con esa mierda de Fremap. Me acuerdo cuando el año pasado Mapfre le pidió a mi hermano 3000 euros por la cara esos hijos de la gran puta. Luego, hay el tema de un viaje a Valladolid que se ha complicado un poco pero parece que ese tema se está resolviendo. Iremos a Valladolid y esperamos pasarlo bien. Las gilipolleces no tienen término a mi alrededor y ya estoy deseando volver a la querida rutina de todos los días, esa santa rutina que me acondiciona la vida.
Afuera hace un calor de tres pares de huevos. Son las tres de la tarde del 27 de marzo de 2019. No sé dónde vamos a ir a parar. Ya no existen insectos que creaban humus, beneficiosos para las plantas. Las plantas se agostan antes de llegar mayo. La población de abejas desciende, no hay mariposas ni saltamontes ni otros insectos beneficiosos para el campo y para el hombre. El calor inmenso que empieza en abril (30 grados a la sombra), se va multiplicando hasta el verano de modo que hay noches en que hace 40 grados. He leído (y me lo creo) que hay en España 32 millones de personas que sufren el cambio climático por cuestiones como alergias, afecciones de la piel, respiratorias, por efecto del calor, etc. Las personas mayores y los niños, en verano, en España, sufren. No tenían que salir estudiantes en huelga los viernes sino media humanidad para reclamar a los putos políticos que la Tierra se está yendo al garete. Ni un grado más, ni una especie menos. Ni leones, ni escarabajos ni multitud de otros seres viven ya entre nosotros. El calor cruel y acerado se los ha llevado por delante. No hay hierba fresca en la campo ya, en marzo. Es terrible. Los pantanos se secan: inviernos secos y calurosos, primaveras anticipo cruel del verano inclemente, otoños en que no llueve, veranos durísimos. No hay transición en las estaciones. La gente debe protestar a los putos políticos o a la sociedad civil para que haga algo. Debe llover. Debe llover en España. Esto es un puto y asqueroso secarral de los demonios.
Cuando actúen ya es tarde.
martes, 26 de marzo de 2019
Ayer lunes por la noche vi una peli que se llamaba "Techo y comida". Es la historia, muy simple pero muy cruel, de una chica que tiene un niño de ocho años y lleva ocho meses sin pagar el alquiler. No tiene ingresos y no encuentra trabajo. Va a los contenedores de basura, vende trastos que encuentra en los escombros, roba en el supermercado. En fin. El niño se marea pues solo puede comer salchichas. Entonces le llega un documento que le dice que tiene que abandonar la casa. Se lo dice al hijo y salen de casa con unas maletas y no se sabe dónde van. Luego, hubo un debate con un tal Jaime Palomera y una representante que trataba con personas con ese tipo de problemas. Dijeron que la vivienda en España está muy mal regulada. Los bancos tienen casas vacías, no hay estadísticas de nada. Yo miré en internet sobre la PAH (plataforma de afectados por la hipoteca) y vi críticas hacia ella en el sentido que si uno firma voluntariamente una hipoteca, ¿por qué le han de rescatar? Luego leí en un periódico de izquierdas, llamado precisamente "Izquierda diario" que los llamados ayuntamientos del cambio, de izquierda, como son Madrid, Barcelona, Zaragoza y otros no han hecho nada para solucionar estos temas de los desahucios. Dijeron que en España son cientos de miles los afectados por los desahucios. Los sueldos han sido muy bajos y los alquileres, altos. Si hay que destinar más del 50% del sueldo para la casa, estás jodido. La chica de la peli no recibe ayudas para comer ni para nada. Esta película es de 2012, cuando la crisis apretaba de cojones sobre todo en los barrios de las grandes ciudades y la gente que vivía de alquiler. Pusieron como ejemplo Austria, en la que el precio de la vivienda está muy bien regulada. En Irlanda no se puede echar a nadie a la calle. Las tragedias que se han vivido en España por impago se podrían haber evitado si no hubiera habido un gobierno cruel de derechas que no pensaba más que en la macroeconomía. El gobierno Rajoy solo ha pensado en las grandes cifras y no ha tenido en cuenta las grandes tragedias sociales a que devino su puta política de recortes y miseria de salarios. No digo que las izquierdas lo vayan a hacer mejor, pues ya tenemos el ejemplo nefasto ZP, pero las derechas lo han hecho muy mal.
Los dirigentes, esa gente sin alma ni conocimiento.
lunes, 25 de marzo de 2019
Acabamos de venir del supermercado porque a mi hermano Paco le gusta esta hora intempestiva porque no hay nadie y se tarda menos en la caja. Estará haciendo 27 ó 28 grados en la calle. A mí me gustaría que se oscureciera el cielo por completo y al poco rato cayera una lluvia de gordos goterones y muy densa que no dejara ni ver, estilo monzón, y se tirara así desde las tres hasta las seis. Tres horitas lloviendo de pleno. Me tumbaría en la cama a oír el deseado gotereo del agua cayendo, el ruido ese continuo y manso que es como un rumor divino caer y caer, llenas las calles de regueros, la gente en casa o corriendo desprevenidos o con paraguas, los coches avanzando despacio y todo se pararía un momento bajo el efecto del chaparrón. Qué gusto. Pero no caerá esa breva ni ese agua tan codiciado que llena los pantanos y espanta la polución. Qué asco este calor ya consabido de días, de semanas de horas que caen todas iguales, el cielo inexpresivo y límpido en su azul insulso. Agua brava, agua querida por mí. Agua fresca que refresca el aire, que humedece las narices infectas del abatimiento del calor inmundo que padecemos.
Qué bonita la lluvia ay Dios.
domingo, 24 de marzo de 2019
Los domingos son mal día para pasear porque no me encuentro en el recorrido con nadie y uno se aburre de caminar solitariamente, pero al llegar a Las Rozas me he sorprendido grandemente con el montón de niños que he visto. En cosa de una hora, habré divisado unos veinte si no más en un radio de 10 metros cuadrados, en frente de la terraza, entre niños extranjeros y nacionales (a lo mejor cometo algún delito al distinguir entre niños de aquí y de allí, porque ahora todo constituye una vulneración de derechos de todo el mundo). El caso es que dicen que no hay niños en España. Yo no me lo creo del todo a tenor por la experiencia que he tenido hoy. Luego, en mi pueblo, he visto manadas de niños por la Gran Vía. No sé si es que solo los sacan a paseo los domingos, pero allí estaban ese montón de infantes cayendo y levantándose, berreando porque querían un dulce o montar en un cochecito de esos de juguete. La verdad es que los niños son un mercado inmenso que las empresas conocen y exprimen al por menor por la cantidad de pijadas que hay para ellos (exclusivamente) en el mercado. Se hacen libros infantiles, galletas infantiles y gilipolleces infantiles de todo tipo que cuestan un riñón. La televisión les bombardea a anuncios y si lloran lo suficiente, consiguen los productos hechos ad hoc para estos reyes o tiranos de la casa. Yo leí hace tiempo un libro no muy bueno en el que salían unos niños de la Norteamérica actual. No veas la cantidad de cosas que les compraban. Una cosa que me llamó la atención fue un ladrillo de chocolate. Con eso lo digo todo. Bueno, quizás el hiperconsumismo de otros lugares no ha llegado todavía a España pues las tiendas cierran a tiempo. Me parece que en USA, las tiendas están todo el rato abiertas y venden de todo lo imaginable. Pasando unos años, las ordinarieces y las extravagancias de todo tipo estarán ya aquí.
miércoles, 20 de marzo de 2019
No sé lo que me pasa con mis escritos que una vez los veo como algo valioso y meritorio y otra vez los veo como una masa informe que no tiene valor. Creo que me pasa porque no tengo amigos escritores que puedan valorar mi trabajo o hablar simplemente de él. Yo he leído historias de escritores que siempre habían llegado a conocer a otros escritores en cafés o en tertulias y se daban ánimos o, en el peor de los casos, surgía entre ellos una envidia o un odio que quizás contribuyera a mejorar en la calidad de su obra. Yo no conozco a nadie que se dedique a escribir, así que yo mismo soy solo el juez que juzga mis novelas y lo que voy escribiendo. Llevo un tiempo que no valoro en nada lo que tengo escrito ni lo que voy escribiendo, así que me deprimo un poco porque es la única actividad que yo veo como importante de todo lo que hago. Últimamente, he acabado dos novelas cortas que tenía empezadas, pero la tercera se me resiste y se me está haciendo más larga, pero la tengo que terminar de una puñetera vez. No sé ni para qué me esfuerzo pues no la valoro mucho, pero algo me dice que la he de acabar. Siempre pienso en escribir una gran obra literaria que sea buena de verdad y a ver si la realizo y estoy orgulloso de ella.
Por otro lado, he oído en la radio que esta primavera va a ser más calurosa de lo normal. Me lo temía. En abril vamos a sudar la gota gorda y en mayo van a estar todos los vegetales más secos que la pata de Perico, pero bueno. Habrá que pasar por todo.
lunes, 18 de marzo de 2019
Hoy he sentido un gran sinsentido en mi existencia. No sé si se habrá debido a que por la mañana me he levantado de muy mal humor y sin ganas de nada. He hecho los recados de mala gana. La gente que veía pasaba el día normalmente pero yo sentía una desazón grande, una angustia de vivir pues nada tenía sentido en lo que veía, la gente me parecía muñecos vacíos de toda expresión.
Luego, después de comer, no he escrito ni una línea y escribir me da cierta confianza en mí mismo y llena de sentido al día. Si yo solo soy capaz de entretenerme, si soy capaz de llenar las horas con un motivo que me haga sentir satisfecho, doy el día por bueno pero hoy no he sido capaz de hacer eso, sino de rendirme a las horas que pasaban sin ninguna lucidez ni aprovechamiento. He pasado un rato con unas amigas pero no me centraba en el momento ni en los comentarios que hacían y todo me parecía insípido y que no tenía razón de ser. Luego, he ido con Paco a tomar una cerveza sin alcohol y me he sentido peor todavía, viendo a la gente andar de allá para acá y yo sintiéndome muy raro, muy angustiado por no saber qué hacer de mi vida en esos momentos. Luego, Paco me ha hablado de que tiene mucha fe en Dios y esa fe le ha salvado de momentos muy malos que ha tenido (y los ha tenido muy malos, la verdad) y me dice que si yo no creo en Dios, que me interese por alguna filosofía o pensamiento por donde me pueda dirigir. Yo creo que desde que pasó el año pasado lo de la crisis de Paco, algo en mí ha cambiado y creo más en algo, en algo poderoso que me sobreexiste, pero no sé si tengo fe o no en Dios. He de aprender a centrarme en las actividades que me generan satisfacción de la vida y procurar entretenerme por mí mismo y, como dice Paco, tener fe en algo que me ayude.
Si llevaba unos días sin reprocharme nada (que no tengo novia, que no viajo, que no tengo vida social, que fumo, etc., etc.), hoy me he levantado echándome en cara precisamente todo eso y lo he pasado mal hasta mediodía. Qué difícil es estar en este mundo a gusto consigo mismo durante mucho tiempo. Siempre hay qué te agríe tu vida por carencia de algo o porque uno no está de acuerdo con la existencia que lleva.
Cuando uno está contento no sabe muy bien por qué lo está, solamente que se deja llevar de ese estado de ánimo en que todo nos causa gusto y una sonrisa. No nos damos cuenta de que es un estado transitorio que se puede romper al ver que la vida no es tan perfecta como teníamos la ilusión que era. Todo lo amarga nuestra condición humana que tan carente es de toda conformidad pues pronto vemos que no somos como queríamos ser, la fortuna no nos agradece nuestros esfuerzos y lo que antes era motivo de orgullo y satisfacción, ahora nos deprime por considerarlo poco y malo.
Así somos las personas que, lo que valorábamos la semana pasada como si fuera lo más preciado que teníamos, esta semana lo consideramos triste y vacío como una cáscara de nuez y nos deprimimos con ello.
He leído en una revista que esta sociedad virtual en que vivimos está destrozando la vida tal como la conocíamos. Yo no me harto de criticar la vida solitaria que llevamos, los pocos amigos que tenemos, cómo cada uno va a lo suyo como en compartimentos estancos, cómo tenemos muchos amigos en redes sociales y cómo no tenemos amigos en la vida real. Es una pena que tanta tecnología nos esté distanciando a unos de otros y esta sociedad está creando individuos alunados que van mirando pantallitas de miseria.
En fin, habrá que seguir viviendo esta vida pues no hay otra.
sábado, 16 de marzo de 2019
No es normal este calor que está haciendo si estamos en invierno todavía. En la televisión dicen que estamos a 22 grados cuando la realidad es que alcanzamos los 27 ó 28 fácilmente. Los jóvenes, de la mano de una adolescente sueca que ya ha sido nominada para el Nobel de la Paz, se manifiestan todos los viernes en huelgas pidiendo un poco de piedad para nuestro planeta. Ojalá se les haga caso a estos jóvenes, se retire el plástico de los mares, se eliminen los humos de los coches en las ciudades, se vaya más rápidamente al coche eléctrico, se eliminen las diferencias Norte-Sur, se prohíban los vertidos de residuos tecnológicos que contaminan los ríos, etc., etc., etc. Porque unos años más con estas temperaturas y el planeta se va a la mierda y los cataclismos que pueden producirse se van a notar en todo el mundo.
Una chica con un cartel decía: "ni un grado más, ni una especie menos": nos estamos cargando la vida del planeta, yo ya no veo saltamontes y otros bichos que eran usuales en el campo hace ya tiempo, los veranos son abrasadores, en mayo ya está todo seco. La verdad es que a mí me deprime ver este espectáculo un año sí y otro también aunque el año pasado sí que parece que hubo humedad y lluvias hasta junio. Ojalá no soportemos temperaturas de 30 grados en abril. Ojalá que no. Es antinatural.
He estado oyendo por la radio la crónica del desastre de Annual, una posición que tenía tomada el ejército español y que, en su retirada, se produjo una masacre de soldados españoles a mano de las jarcas del Rif lideradas por Abd El Krim. El caso era que la fuerza de choque del ejército español eran los propios marroquíes, en unas fuerzas que se llamaban indígenas, siendo el ejército español de segunda línea. Luego, también pasó que para los oficiales no tenía interés África pues no se podía hacer méritos de guerra allí. El caso es que el ejército español, supongo yo, estaba muy desmotivado y sin ganas de hacer las cosas bien en Marruecos. Alfonso XIII estuvo metido en todos estos líos militares de la mano del general Silvestre y este desastre le convirtió en objeto de odios. La guerra de África es sin duda una gran olvidada de los españoles porque allí parece que no había interés alguno y solo hubo corrupción y abusos. Quedaron Ceuta y Melilla como ciudades españolas pero la historia de estas dos ciudades es mucho más antigua (me parece que se tomaron en el siglo XVI). A mí no me gusta ni el colonialismo del siglo XIX ni el neocolonialismo que hay ahora pues ambos representan un abuso de potencias militares sobre países que no tuvieron oportunidad de desarrollarse por la rapiña de estas potencias europeas. O sea, que si nosotros, los occidentales disfrutamos de móviles, electrodomésticos y todo tipo de cosas es gracias a las materias primas de estos países que están desorganizados, en guerra o en la miseria.
lunes, 11 de marzo de 2019
Hoy, después de comer y tumbarme un rato, me he puesto a ver cosas por YouTube. He visto a Sánchez Dragó que presentaba a unos escritores filósofos o intelectuales que debatían sobre la tecnología, el arte, las drogas o la sociedad. Es bueno oír gente que ha estudiado (uno había sido ingeniero antes de escritor), viajado, leído, etc. y que debaten sobre el futuro del mundo, sobre la mercancía que suponen los cuadros modernos, sobre el nazismo, sobre el poder de las drogas, sobre el poder político, etc. Sánchez Dragó se limitaba a exponer temas, él no hablaba. Me ha gustado mucho oír a un tal Racionero, que se explicaba muy bien. Otro era Escohotado, que es famoso en España por haber probado un montón de drogas y haber escrito sobre ellas. También habla de política. En fin, he pasado un rato bueno escuchándolos y me ha gustado. Pero cuando me he querido poner a escribir, no me ha salido nada, así que me he ido a pasear y luego, he quedado con mis amigas. He comentado con mi amiga que por la mañana he estado leyendo la novela "Ordesa", de Manuel Vilas y no he podido con ella. No soportaba la prosa de su autor. Y me extraña que digan que fue muy leída en 2018, porque yo no la he podido aguantar. Total, que no la leo más.
miércoles, 6 de marzo de 2019
Parecía imposible que cayera una gota del cielo, pero hoy, 6 de marzo, está lloviendo. Casi un milagro. No sé cómo será esta primavera. Dicen: en abril, aguas mil y también: marzo ventoso y abril aguanoso, sacan a mayo florido y hermoso. Ojalá haya una primavera lluviosa para estarse en casa viendo llover, solo para eso y luego, dar un paseo por la tarde si escampa. Lo de hoy eran unas gotas menudas y contadas que caían casi sin querer, pero ya había charcos esta mañana por las calles.
Es importante que llueva. Para los campos. Para el aire. Para matar la contaminación, etc. Llevábamos ya tres meses sin llover o más. Yo casi no recordaba el efecto de la lluvia en Majadahonda: la gente se queda en casa, los suelos se mojan, el cielo se vuelve más puro, las nubes tapan el incesante sol que antes nos cansaba con su luminosidad.
En fin, yo quiero que llueva y que no haga un calor sofocante en abril porque parece que el verano se atropella y llega con adelanto feroz.
domingo, 3 de marzo de 2019
Son las 7 y media de la mañana, hoy, lunes, 4 de marzo de 2019. Me he despertado porque me mandaban un problema de matemáticas y lo tenía que resolver. Era una regla de tres. Multiplicar y dividir. Lo he averiguado una vez despierto, ya consciente. He desayunado. He visto a cuatro personas de la vecindad que iban a trabajar (un señor bajito del portal 17 y una chica que vive encima de nosotros, en el 4º, y que me dijo su madre que trabaja en seguros). También he visto dos chicos jóvenes que parecían estudiantes, no trabajadores. Los cuatro han salido de la urbanización casi al mismo tiempo. Me acuerdo cuando yo madrugaba a las seis para coger el cercanías en la estación. Qué tiempos. En estas épocas, cuando ya se veía asomar Semana Santa, el curso estaba casi finiquitado y daba gusto madrugar, el fresco y la vivacidad de la mañana en el rostro. El invierno había pasado y ya conocía a los chavales, ya sabía cómo tratarlos y conocía sus psicologías, sus aptitudes y su actitud conmigo. Ya no había engaños. Nos conocíamos de sobra ellos a mí y yo a ellos. Solo había que dar unas lecciones más, evaluarlos y esperar gloriosos meses como eran abril y mayo. El último de junio, vacaciones. Si tenía la suerte de congeniar con algún profesor, me lo pasaba bomba echando un cigarro con él en el recreo o en alguna hora libre. Si había algún problema o lío a resolver, lo resolvía como podía, aunque a veces, tenía que rendir cuentas a algún jefe de estudios por algún fallo. Pero por lo general, en los institutos, yo he ido a mi bola, solo pendiente de que mis alumnos aprendieran todo lo que pudieran. Ya te digo, de los inviernos, que tenías que dar la luz a primera hora de clase, a la primavera, que ya se veía desde que salías de casa, una diferencia abismal.
Puede parecer una tontería pero ayer sábado me sentí muy bien en un bar. El caso es que fui con Paco a la asociación y Alberto, uno de sus miembros, se vino andando desde Las Rozas a Majadahonda con nosotros para ver el fútbol. El fútbol fue una excusa pobre para comernos una ración de patatas bravas y otra de calamares en buena compaña. Lo del fútbol pronto decayó. Yo me fijé en la gente: dos familias enteras cuyos hijos eran educados y cenaron alegremente sin dar la brasa, mientras sus padres charlaban. Otra familia de padres, hija e hijo más pequeño charlando y riendo animadamente sin dar la brasa. Y otra gente que se comunicaba sus penas o sus fortunas de la vida en un trasiego de diálogos fructíferos, todo en una armonía que a mí me llamó la atención. Salí cuatro veces a fumar y en la primera vez vi dos enamorados que se besaban. Luego vi dos mujeres que hablaban del trabajo de una de ellas. La tercera, vi un hombre que dejó un perro de lanas a la entrada y entró a ver el partido un rato. La última salí con Alberto, mi amigo, y hablamos de los nervios que tenía porque iba a tener el examen de oposición para celador en el hospital. Por una vez la gente se olvidó del fatuo fútbol que estaba languideciendo y se dieron al sabroso diálogo de sus vidas para bien de la comunicación del ser humano. Y me gustó mucho ver tanta gente charlando y pasando de los putos futbolistas ricachones de mierda.
sábado, 2 de marzo de 2019
Ya lo he dicho en otros blogs pero lo vuelvo a decir: no me gusta este estado meteorológico de las estaciones. El año pasado, por estas fechas nevaba y hacía frío, que es lo que debería hacer. Ya viene otro año en el que, en abril, ya tenemos temperaturas de más de treinta grados. Y es que la memoria del tiempo meteorológico nos dice que en diciembre debe nevar y hacer frío y así hasta febrero. Un cambio en esta vivencia de las estaciones nos pone nerviosos (por lo menos, a mí) y no nos deja vivir acorde con lo que tenemos metido en la cabeza durante muchos años que vivíamos en ese plan de estaciones frías, lluviosas y cálidas.
Ver gente en mangas de camisa el 22 de febrero me escandaliza y me pone malo porque no es normal.
Es el mayor problema que tenemos: el cambio climático y la contaminación, que son fenómenos que forman una causa-efecto asqueroso sobre la Tierra.
Hay un señor que sale en un programa de televisión que enseña entornos de España muy importantes por tener mucha fauna y flora diversa y rica pero el otro día salió enseñando un trozo de plástico que las cigüeñas usan para hacer el nido y que tristemente funcionan como trampas para los cigüeños. Cómo haríamos para eliminar esos plásticos que se convierten en microplásticos que comen los animales, ya deberían prohibir las bolsas de plástico de todos los comercios.
En fin, el consumo da mucha mierda y plásticos y residuos que nos los vamos a tener que comer con el tiempo. Qué asco.
Consumamos lo justo. No queramos tener la última moda en nuestra casa y nos irá mucho mejor a todos.
Hoy he comprado el periódico "El País" porque trae "Babelia", que es un apartado del mismo periódico que trata sobre libros. Resulta que ese apartado solo tiene la reseña de un par de libros. Viene también con ese periódico un revista llamada ICON que tiene mucha tendencias, todas muy modernas (zapatillas, trajes, jerseys, colonias...) y artículos que yo no he entendido. Al intentar leer alguno, me recordó aquellas novelas de caballería que leía Don Quijote y que decían: "la sinrazón de la razón que a mi razón se hace..." o algo así. Hay un artículo dedicado al feminismo, muy extenso y luego, una lista de libros, también muy extensa, sobre feminismo. Como si todo el mundo de hoy en día estuviera preocupadísimo por el destino de la mujer. También hay entrevistas a feministas, artículos feministas y una preocupación feminista a tope. Es lo que se lleva. El feminismo. Como este periódico es el eco del socialismo español y el socialismo español ha abrazado el feminismo con pasión (como explicitó Carmen Calvo), pues venga feminismo, aunque no venga al caso o se pongan ya pesaditos con el tema.
El caso es que si quieres leer la revista y el periódico tienes que estar todo el día metido en casa, de tanta letra que viene en él.
Los articulistas de esta revista yo no los entiendo bien, no sé de qué hablan desde la primera línea, con tanta referencia histórica y cultural, cinematográfica, etc., en un recargamiento de citas, de autores que apabullan. No dicen: "yo creo que..." sino "como decía fulano de tal..." o "en la novela tal, en la página tal se dice tal", lo cual es un rollo seguir leyendo porque te pierdes en seguida con tal acumulación de citas y nombres.
Si ser moderno y seguir las tendencias actuales (que se reducen a un feminismo muy grande) requiere ser tan erudito del cine, de las novelas que no ha leído nadie, de los hombres y mujeres que no importan a nadie y de lo que hicieron esos hombres y mujeres, pues vaya modernidad. La modernidad de "El País" no hay quién la entienda porque hay que ser un lector de minorías, de películas extrañas y lector de libros rarísimos.
Me ha llamado la atención un titular que decía: "Cs lleva en sus listas el 70% de hombres" y luego decía el periódico que Cs estaba muy "masculinizado". Hombre, a ver si os enteráis en Cs: lo que se lleva es la paridad, el efecto cremallera, el que haya mujeres por todos los lados, mujeres a punta de pala, por Dios. Cs nunca será moderno, según lo cánones de "El País" y. por ende, del socialismo español.
Luego he medio leído otro artículo que decía que los líderes actuales son machistas. Machismo y feminismo: una mina de argumentos para ese periódico que nunca empieza: "A las seis de la mañana de ayer..." sino: "María vivió los tiempos grises del franquismo..." y luego, todo lo demás.
Ay, la prensa escrita. Qué lucimiento.
Ay, la prensa escrita. Qué lucimiento.
viernes, 1 de marzo de 2019
Sueño con una ciudad o barrio en que el coche no sea el protagonista, el que lo abarque todo. Aceras anchas para andar a gusto, grandes avenidas, arbolado, parques, asientos cada pocos metros, lugares bonitos como bibliotecas, casas de la cultura etc. protagonizando el espacio urbano. Buenos restaurantes, espaciosos, con terrazas para el buen tiempo, bares amenos donde se reúne gente culta a hablar de libros y cultura, salas silenciosas dispuestas por el ayuntamiento donde tomar un café y charlar o leer libros, cines muy bonitos donde ver la última película bonita, bancos muy cómodos al lado de árboles y césped donde descansar, recorridos para bicicleta o para caminar a lo largo de la ciudad sin ser molestado por el tráfico, lugares bonitos donde poder comer, pasear o leer o charlar. En fin, la ciudad moderna y natural hecha para el peatón, no para los coches.
No la he visto aún, pero espero verla.
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