Después de ver las noticias en el periódico, noticias que intranquilizan, noticias que ponen los pelos de punta, noticias que matan, me dispongo a escribir este blog al que dedico algunos ratos. Ya llega la nochebuena, mañana es. Nos veremos las caras gente de raro pelaje y nos aguantaremos el comentario no sea que moleste a alguien de los allí presentes.
Dice Confucio que si sabes lo que hay que hacer y no lo haces estás peor que cuando no lo sabías. Menos mal que yo no sé lo que hay que hacer y me limito a pasar los días como Dios me da a entender, pobremente, con pocas alegrías ni fiestas y con una resignación a prueba de bomba.
Es lo que hay. El otro día estuve con un amigo que reunió en un cumpleaños a 75 personas. Creí que eso ya no era posible. Se lo debieron de pasar bomba. Parece mentira la capacidad que he tenido yo para ir abandonando amigos por el camino y no haberlos repuesto con otros.
Quizás mi enfermedad tiene algo que ver pues yo creo que hasta los treinta y tantos no he estado estable totalmente. He estado peleándome con una enfermedad que no sabes cómo se va a manifestar durante mucho tiempo y mi hermano también.
La falta de amigos se puede explicar por la enfermedad o por la indisposición que procura ésta.
De todos modos, no hay que quejarse mucho. Aunque a mí me gustaría bailar el twist con una extranjera, la vida no me va mal del todo. La vida es de agradecer si eres agradecido y no hay más.
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