Me cuesta levantarme por las mañanas, con este frío. Mi móvil no ha sonado en todo el puente. No tengo ganas de escribir. Fuimos el sábado los usuarios del "Tú decides" a comer todos juntos. No estuvo ni bien ni mal. Yo hablé con Carmen, una psicóloga que trabaja en Moratalaz, sobre mi vida de profesor.
Luego, mi hermano Paco y yo regresamos a Majadahonda andando.
Si no es por el paseo que doy a Las Rozas todos los días, no haría nada de ejercicio. Hoy pienso ir andando allí.
No estudio ni trabajo. Pero escribo. Escribo historias después de comer. Este maldito frío quita las ganas de hacer nada pero yo voy a a seguir escribiendo y paseando, escribiendo y paseando.
La vida se burla un poco enseñándonos algo que no podemos coger.
La vida se traga todas las ilusiones que quizás teníamos desde pequeños, aunque de pequeños se piensa poco en el futuro. Lo que pensamos los adultos es que perdimos la infancia, el único paraíso que hay en la existencia.
Hace frío y la gente está en casa. La gente se recluye, la gente se refugia. Yo también me refugio en la idea de no exponerme a la vida demasiado.
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