Hoy voy a hacer unos espaguetis al ajo. No hay nada más descarnado que esa pasta blanca arropada solamente por el sabor de esa hortaliza. Pero nada tan aromático y sabroso. Es como la vida, que nos va dejando mondos de cariño así avanza la edad pero nos deja con un aroma fuerte a soledad profunda.
Me llama mi exnovia para decirme que se va a quedar sola, que solo le queda su madre que es muy mayor. Yo le digo que lo asuma, que hay cosas peores, que la vida te va despojando de todo hasta dejarte en los huesos pero que eso no es excusa para ponerse uno a hablar de sí mismo cada dos por tres. Tengo problemas yo también. A veces me hundo en una depresión que me dura semanas pero no le doy tanta importancia. Ya saldré de esas malaventuras que me acechan.
La vida reparte bienes o los tuerce o nos deja sin ellos. Es ley de vida. Es como los espaguetis que son objeto de rebozarse con un simple ajo. Solo saben a ajo. Pero son rápidos de preparar y resisten los gustos más exigentes. Son simples como simples nos tenemos que hacer con el tiempo.
Es duro hacerse mayor. Todo parece que viene en contra. La vejez es amarilla, triste. Pero te va curtiendo.
Pasan los años, pero sin ellos no vivirías.
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