En la vida del ser humano no solo vale tener la tripa llena y un techo donde cobijarse. No solo de pan vive el hombre, dijo Jesucristo. El hombre debe tener lleno el espíritu de cosas buenas y una vida inocua, sin sentido, arruina el goce de vivir. A lo mejor, lo que necesita el hombre es enamorarse y vivir una vida conjunta con su amor. O alimentar su orgullo trabajando en algo útil o ayudando a los demás. Lo malo es cuando no hay objetivos a la vista y la vida es un ir y venir sin mayor transcendencia.
El otro día me dijo un amigo que mi oficio es escribir, ahora que estoy jubilado y a eso me dedico. También a leer, que es un complemento de la escritura.
Como no sepamos cuál es la misión que tenemos en el mundo vamos mal en él, porque todo se nos vuelve mohíno y triste al no saber en qué ocupar el tiempo.
Hay que saber qué hacer en cada momento, ocupar el tiempo útilmente, ya sea para nosotros mismos o para aquellos a los que queremos.
La vida nos enseña que cuanto más útiles nos sintamos, mejor vamos a estar en ella.
Hay que saber vivir, no solo vivir como hacen los animales, hay que estar informado, hay que cultivar la curiosidad por las cosas y hay que ser un buen amigo de uno mismo.
Vive, pero vive bien.
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