miércoles, 30 de diciembre de 2015

Las relaciones humanas son muy complejas porque complejo es el ser humano. Es muy difícil encontrar una persona equilibrada que encuentre a otra persona equilibrada y su vida sea tranquila, pacífica, serena. Una persona está compuesta de un complejo neuronal extraordinario. También tiene un corazón que late y un alma que siente. Además, estamos condicionados por nuestro sexo, clase social, prejuicios que podamos haber adquirido en nuestra educación, nuestra educación misma, la huella que dejan en nosotros nuestros padres, la política que mamamos, la ideología y un sinfín de patrones que nos hacen de una manera o de otra. Por eso es tan difícil que dos personas se entiendan por mucho tiempo. Siempre habrá una chispa que a uno gusta y a otro no y ya hay que estar poniendo paños calientes o comportarse políticamente tan correcto que no sabes muy bien si lo que dices lo estás diciendo tú o lo has leído en un libro de autoayuda. Es el miedo al otro. El otro, sea tu mujer o tu hijo, produce miedo porque es una persona incomprensible muchas veces que no sabes cómo piensa ni cómo siente. Dice un cónyuge de otro: llevo toda la vida con él y no le conozco. Es eso. Lo complicado que es el cerebro y el corazón y el alma de los demás. Y la tuya.

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