Después de la comida de Navidad me encontré un poco triste porque me sentía encerrado en una ciudad sin alicientes: la Gran Vía, los amigos, los paseos para un lado y otro, mis novelas que me cansan... Pensar en estas cosas me deprimía por lo trillado que tenía todo ya. Yo me veía pasado de moda, viejo, cansado, aburrido, sin ningún lugar o actividad que me motivara. Todo lo que se me ocurría me saturaba y me hastiaba. Entonces fui con mi hermano a ver "La guerra de las Galaxias" episodio VII. Y me aburrí también. Pero me aburrí pasando dos horas viendo cosas extrañas y fantásticas que cautivaron mi atención por unos momentos. La ficción me facilitó que yo no pensara en mí mismo ni en la pena que me daba yo mismo y me quedé colgado de aquellos personajes que luchan por un ideal. Los malos, los buenos, las estrategias, el lado oscuro... En fin, vi que la ficción transporta a otros modos de sentir en cuanto te metes en ella. Ojalá mis novelas consiguieran hacer esto que hizo la película conmigo y conseguir un trueque emocional de la tristeza a la abstracción de sí mismos a mis posibles lectores.
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