A mí lo que no me gustaría en la nueva etapa política es volver a la crispación. Ya hubo en época de ZP y de Rajoy. ZP dijo en la radio que necesitaba tensión. Por favor, el que necesite tensión, que se meta un cable de dos mil voltios por el culo y nos deje en paz. Tampoco quiero que vuelva el republicanismo, la guerra civil ni los abuelos de nadie. No quiero que vuelvan los rojos ni los fachas, ni el dineral derrochado por la memoria histórica ni pacifismos estúpidos. Tampoco quiero que vuelva eso que llamaban buenismo y que se traducía en ministros bobalicones. No quiero que haya una autonomía que diga que es una nación y quiera serlo. No quiero ministras inútiles de las miembras ni Leires Pajines. No quiero que mi gobierno haga el ridículo en el exterior más de lo debido. No quiero más 15 M ni movidas que ocupen espacio público de todos. No quiero planes E. No quiero que nos digan que no hay crisis habiéndola. No quiero que nos mientan con el déficit. No quiero cejas ni titiriteros vendidos al poder. No quiero maquiavelos de pacotilla. No quiero papanatas en el poder. No quiero de la Vega mintiendo como bellaca. No quiero derroches de lo público. No quiero aeropuertos al lado de aeropuertos. No quiero corrupción. No quiero ministerio de la vivienda ni path finders. No quiero sonrisitas estúpidas. No quiero especulación ni guerras. No quiero bombas en trenes. No quiero mayorías absolutas. En fin, no quiero todo lo que viene de aquí en adelante.
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