Hoy me he despertado a las 10 y me he ido a dar un paseo largo con mi hermano hasta la estación. Hemos intercambiado algunas impresiones y Paco dice que ha estado deprimido este fin de semana pero que ya se le ha pasado. En la estación, hemos visto a dos borrachines. Sostiene Paco que la Navidad es muy mala para la gente solitaria. El que está solo y barrunte la Navidad se emborracha y pierde el control. Es la opinión de Paco. Yo no sé si hacerle caso pues Paco tiene las opiniones más peregrinas que darse pueda sobre todas las cosas opinables.
En fin, he llegado a casa y yo me he puesto a fregar el suelo. Luego tengo que fregar los cacharros.
Este fin de semana he estado en Salamanca pero ya conozco la ciudad. El primer día fue divertido; el segundo, un poco aburrido. Me lo he pasado mejor en el trayecto de ir y venir en coche, me divierte más. He comprado libros, he paseado por las calles de esa ciudad: demasiada abundancia de gente extraña, demasiada soledad de Eva y yo paseando y paseando. Me confieso ignorante de muchas cosas. Lo que he leído casi no lo recuerdo.
Espero a Paco para que me dé un cigarrillo por haber fregado el suelo.
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