Ha vuelto el chatarrero para poner las cosas en su sitio. Hubo un tiempo en que no había chatarreros. Ni los perros tenían pulgas y siempre estábamos de estreno. Eso era cuando había mucho dinero y el saco no se rompía. Luego se rompió el saco. Y se ha ido por otro saco pero no se acaba de llenar. La cola de la tía Manolita, en Madrid, que reparte suerte y premios que da gusto, ya alcanza dimensiones míticas. El dinero es de lo poco que entiende la gente, el valor del dinero.Por el dinero serían capaces de matar muchos pero no lo hacen por decoro, por lo que diría de ellos la gente, los vecinos. Por dinero van las cosas como van, con una avaricia loca, por cincuenta euros se pierde hasta el buen nombre, qué no se perderá por dos mil. La gente quiere cosas, esa es otra cosa que entiende muy bien la gente, cuantas más cosas se tengan en casa, mejor y si son de marca, todavía mejor. Eso y la Belén Esteban y cuatro petardas más llenan la cabeza de la gente hasta no poder más.
La vida consiste en cosas simples, de ahí la simpleza absurda de la vida.
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